En este caso vamos hablar de la tala de árboles, en especial de la encina. Analizaremos su importancia y consecuencias.
La encina es un árbol que como cualquier otro árbol necesita ser podado cada cierto tiempo. La tala de la encina se realiza entre los meses de Noviembre a Febrero. Para llevar a cabo estos trabajos han de solicitarse unos permisos al órgano competente según la región autonómica dónde nos situemos. Estos trabajos han de llevarse a cabo por personal cualificado. No es una tarea fácil.
Hoy día, cada vez resulta más complicado encontrar profesionales que lleven a cabo este trabajo.
Las encinas suelen tener un tamaño considerado y para talarlas es necesario subir a ella, la mayoría de las veces con ayuda de una escalera. Una vez arriba, motosierra en mano, el talador tiene que ir cortando las ramas sobrantes y secas para una correcta formación, y aunque este trabajo se realice con su correspondiente arnés de seguridad, no se puede tener miedo a la altura y hay que estar dotado de cierta agilidad.
Una vez están las ramas en el suelo, todo lo que tiene un tamaño considerado se corta a medida para el uso en chimenea. El resto de ramas finas y follaje se desbroza o quema que a su vez sirve de compos.
La importancia de la tala de árboles y sus consecuencias.
La tala es fundamental para el correcto crecimiento de estos árboles, para que crezcan de manera saludable y así conseguir una mayor producción de bellotas.
El no podar estos árboles los hace más proclives a contraer enfermedades, crecer mal formados y dar menos producción. Otra consecuencia es el exceso de follaje que los hace más vulnerables frente a los temporales, cuando la tierra está mojada y sopla el viento no es raro ver más de una encina volcada.